Me piro vampiro (si no voy a ser el prota)
Hay puristas que dicen que el deporte no debería tener nada que ver con la política. Pero acaba moviendo tantas pasiones, tantas audiencias y tanto dinero que los políticos no pueden evitar meter sus zarpas en él. Aunque sean de los que, como deporte olímpico, solo juegan al sillonball o al balonmerienda. Ellos no son de sudar mucho, pero sí pierden el culo y se mueven a la velocidad de la luz, tirando de los contactos que haga falta, para hacerse ver en los palcos de estadios, pavellones y campos de juego de lo más variopinto. Ahí tienen su foto mientras los protagonistas están batiéndose el cobre sobre el parqué, la hierba, el tatami o el tartán…
4.000 millones de personas vieron la última ceremonia de inaguración de los JJOO de Londres, una cifra inalcanzable para cualquier evento, sea de lo que sea… Cogiendo como referencia ese dato monstruoso, la ceremonia de 2016, tendrá su relevancia y repercusión. Y da igual que Río sea una ventana eterna al mundo (de momento bastante pobre, gracias a la chapuza de Villa Olímpica que no se ha acabado de construir aún, y con deficiencias bastante graves, con la llegada de las diferentes delegaciones en plena marcha); los políticos a lo suyo.
Que Dilma Rousseff está suspendida a la espera de juicio político; pues pataleta al canto y no vengo a la fiesta. Que Lula da Silva -cuya popularidad ayudó decisivamente a adjudicarse los Juegos en 2009- esté muy cercano a su amiguita Dilma; pues tampoco voy. Ausencias destacadas de cara a la ceremonia de inauguración. Tal vez lo de ir todos a una es cuando yo mando, porqué cuando no estamos en la cresta de la ola ser patriotas ya es lo de menos… Supongo que entonces se deberán menos al pueblo…
¿Eres de los que apechugas cuando menos te apetece? ¿O si no te van bien las cosas, «me piro vampiro»?
photo credit: OKIMG_1036 via photopin (license)
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