• ivanferrer
• A 22/04/2018

Ha llegado un momento, en el mundo del deporte, que no llego a entender nada de nada. La derrota forma parte de la competición y, quieras o no, siempre te tienes que acabar poniéndote cara a cara con ella. Nadie la quiere ver, pero siempre encuentra la forma de darte caza. A veces te visita de forma sibilina y pausada; otras de manera estruendosa y bochornosa, haciéndote pasar vergüenza infinita…

Recuerdo con su tranquilidad de final de Champions de Atenas en 1994; una final que habíamos ganado antes de saltar al campo, porqué no cabía en cabeza alguna que el Dream Team de Cruyff pudiera hacer algo diferente que no pasara por ganar fácilmente a un desdibujado Milan. Mis dos recuerdos principales son el de estar muy tranquilo, ya que a los dos minutos de partido vi claro que nos iban a fundir, literalmente. Mi otra imagen es la de un Marcel Desailly que se puso el traje de superhéroe, pareciendo que jugaban 4 centrocampistas en vez de uno solo. El Milán nos machacó, sin excusa alguna para poder sacar del bolsillo.

Algo parecido le debió pasar a la hinchada del Sevilla anoche, que en el minuto 13 vio cómo empezaba una fiestón que se iba a alargar 87 minutos más. Creo que ha sido una de las sevillanas más intensas y demoledoras que les haya bailado nadie jamás… Cuando te dan un repaso tan inmenso, lo mejor es irse a dormir y punto. Aunque los béticos se vayan a descojonar en tu cara, durante semanas, siempre vuelve a salir el sol y empieza un nuevo día. Y hablando de derrotas y de no entender nada, me desconcierta tanto autoflagelo, pidiendo perdón por lo sucedido entre los sevillistas. Entrenador y presidente; tengo la sensación que aún están de Semana Santa y no se han enterado que había la alegría de la Feria… Joer, si hubiera la certeza total de la victoria, las finales serían una auténtica basura…

¿Tienes que pedir disculpas siempre? ¿O como decía Chiquito «una mala tarde la tiene cualquiera»?

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