• ivanferrer
• A 24/07/2015

Mi hija está concentradísima, peleándose -en plan Juego de Tronos- con dos palos y una cuerda. Los mete dentro de un barreño, repleto de una mezcla mágica de agua y jabón. Y con un golpe de muñeca -entre enérgico, seco y suave- intenta crear una estela de pompas de jabón. Le da igual el calor y que de cada diez intentos solo tiene éxito en un par. Tampoco le importa mucho si ganará Laporta o Bartomeu las elecciones a presidente del Barcelona.

Ella se centra en lo suyo y parece que le ha pillado el gustillo -que no el tranquillo-. A su alrededor pasan niños sin parar, que se cansan en un par de minutos. Supongo que el hecho que esta actividad no tenga botones ni suponga un gran desgaste físico le quita atractivo. Y si además se le suma lo difícil del éxito, apaga y vámonos…  Y mientras Anna disfruta, Martí también intenta hacer pompas a su lado, pero se está enfureciendo por momentos. Es un crío de unos 6 ó 7 años, equipado con la elástica azulgrana (con su nombre en la espalda). Y del cabreo pasa a la tristeza; y se pone a llorar como una madalena… Y todo porqué sus padres no le hacen fotos.

Reina el desconcierto entre los progenitores. Incluso la madre le echa la culpa al padre porque no le presta la atención que demanda Martí. Al final ni fotos, ni pompas, ni nada… el niño se va llorando y se pierde entre la multitud mientras Anna sigue absorta, peleándose con el agua y el jabón para crear magia…

¿Necesitas testigo gráfico de tus hazañas? ¿O si te lo pasas bien y vas a tu rollo ya tienes bastante?

photo credit: Tears For Fears – The Hurting via photopin (license)