Comunicación para ser más eficaz, más eficiente
El deporte enseña valores. Te alecciona a levantarte después de caer, a aceptar la derrota, a saborear el triunfo, a disfrutar del camino…
A modo de ejemplo, os quiero mostrar todo lo que he aprendido al pasar del fútbol al mundo del triatlón:
La curiosidad de niño, aderezada por una pócima mezcla de incertidumbre y adrenalina, me empujó a ir hacia lo desconocido, a sentir las mariposas en el estómago del principiante ¿por qué cuál fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
En el triatlón hay que dominar tres disciplinas y ser muy dinámico.
La carrera empieza días antes en tu cabeza, repasando y organizando mentalmente todo el material necesario y las rutinas que vas a realizar en el cambio de natación a bici y de bici a correr.
Cada salida de natación es única e irrepetible. Debes adaptarte a las salidas masivas, los golpes, las corrientes, la temperatura del agua, las olas, el viento… Tus habilidades y técnica quedan expuestas cada vez a nuevas condiciones, porqué el mar nunca es el mismo.
En el tramo en bicicleta -si vas en pelotón- el tributo que vas a tener que rendir es la confianza en el grupo. No conoces de nada al líder del grupo, el que te lanza y guía en las rotondas y negocia cada curva…
Y llega la carrera a pie. En los momentos en los que el físico empieza a flojear, una mente clara y analítica potencia las posibilidades de éxito. Es hora de evaluar si es viable conseguir el objetivo, ser honesto y sincero contigo mismo…
¿Aún crees que el deporte no puede ayudar a tu empresa a ser más eficiente?