¿Nos complicamos la vida?
La lista de deportistas de élite dopados es interminable, como la infinita ristra de ratas que seguían hipnotizadas al flautista de Hamelín… Es tan golosa la melodía de la fama, el dinero, la adoración y admiración por los medallistas y campeones que hay que conseguirlo como sea. Y donde no llega el físico, el entrenamiento, la determinación, una mentalidad de hierro y el esfuerzo… ahí están esperando las sustancias prohibidas para alterar artificialmente el rendimiento. Y donde no llega el cuerpo, en ocasiones llega incluso la máquina: bienvenidos al dopaje mecánico en el mundo del ciclismo.
Los problemas de corrupción y dopaje a gran escala en la Federación Internacional de Atletismo han puesto en alerta a las autoridades españolas, que ya ven en el horizonte cercano los Juegos Olímpicos de Río. Los abogados del Consejo Superior de Deportes plantean un contrato que obligaría a los atletas a renunciar a la selección una vez hubieran sido sancionados por dopaje.
No sé, si realmente el doping es una lacra y hay que extirparla del deporte, pues mejor se saca entera y no a trocitos y con vergüenza. ¿No tendría más sentido sancionar a perpetuidad a los atletas en vez de hacerles renunciar en un documento cuando aún no han hecho nada? ¿Es normal que un dopado tenga vetado el acceso a las competiciones internacionales pero pueda competir con su club a nivel local y nacional? La verdad que desconozco si tomamos medidas de cara a la galería sin acabar de creérnoslo o si es que somos justitos y no damos para más…
¿Hay que tomar medidas contundentes con los tramposos? ¿O hay que perseguir a todo el mundo usando una técnica de culpabilidad preventiva? ¿Te van las medidas directas? ¿O es más correcto evitar el ataque frontal y andarse con rodeos?
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