¿Resulta que no había para tanto?
Con 20 años iba a los recreativos que había en la Gran Vía con Aribau con mi amigo Marc. Jugábamos juntos a un simulador de coches, con su asiento gigante inmersivo, su volante y su cambio de marchas. La cuestión era muy sencilla y primaria, acabar la carrera por delante del otro. Daba absolutamente igual si todos los coches propulsados por la máquina te pasaban a toda velocidad, quitándote las pegatinas. Era una gran victoria si quedabas en un pírrico penúltimo lugar, siempre que vieras con gran alegría por el retrovisor a tu colega.
Y cuando estaba trazando curvas a toda velocidad, con la marcha adecuada, controlando y conteniendo los embates de Marc, superconcentrado… El cabrón me sujetaba el volante mientras me adelantaba con una carcajada sonora y una mueca de oreja a oreja. Tras un par o tres de duelos acabábamos sudados, intentando en cada carrera controlar tu coche y desestabilizar al contrario haciendo trampas… La sanción más grave que nos podría haber caído por semejante comportamiento hubiera sido la expulsión a la calle.
Pero si cambias las condiciones y pasa de ser una situación cómica entre colegas a comportamientos ultraantideportivos en la élite de un deporte de motor, el tema se complica. Fenati pasó, de largo, la línea roja. Por eso me sorprende la condescendencia de pilotos como Marc Márquez y Jorge Lorenzo, que creen que el castigo al italiano es excesivo. Me considero una persona bastante abierta; así que los pilotos que quieran algo realmente salvaje y con una reglamentación laxa pueden montar una competición paralela. Total, que son las motos sin un poquito de sal extradeportiva…
¿Hay acciones antideportivas imperdonables? ¿O siempre hay que dar una segunda oportunidad?
photo credit: jukito Día 29 de Enero (9) via photopin (license)
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