¿Sabes cuándo apretar el botón?
El partido del sábado pasado parecía que se iba a escapar bajo la técnica de la gota malaya. O como la arena fina que se escurre, poco a poco, entre tus manos, por mucho que te concentres, por infinita fuerza y presión que apliques a tus cinco dedos para incrustarse con la palma. A medida que iban cayendo los cuartos, la mínima diferencia inicial se fue ampliando. Era como una carrera nerviosa hacia alcanzar algo que cada vez se veía más lejos y que empujaba al equipo a precipitarse más y más… Así se llegó al final de la quinta parte con un complicado 31-41 en contra.
Y en la antepenúltima escena la aceleración dio paso a la determinación, como si con un botón invisible se hubiera desactivado el estadio anterior para entrar en una nueva dimensión. El Cornellà se puso en modo asfixia, con una defensa altísima (no sé por qué pero me recordó el ambiente sobrecargado en la pista que se vivía cada vez que el contrario quería encestar al Aris de Salónica de Gallis y Yannakis. Penetrar su defensa y meter algún punto se convertía en una empresa titánica). Basándose en estrangular las opciones de anotar del Gramenet, solo concedieron una canasta y dos tiros libres hasta que sonó la bocina final. Las 11 jugadoras azules se convirtieron, de repente, en un muro de contención infranqueable, demasiado alto para su adversario…
¿Sabes cambiar de chip en el momento preciso? ¿O la precipitación no te deja pensar con claridad?
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