¿Una fatalidad puede robarte tus sueños?
¿Nunca te has levantado por la mañana, te has mirado al espejo, y has dado las gracias por disfrutar de tus cinco sentidos, de poder respirar o de disponer de tus piernas y brazos al 100%? Es algo obvio, que está ahí con nosotros. Pero sencillamente nos olvidamos…
Una curva mojada, bajando el Puerto de La Morcuera, convirtió las piernas de Eva Moral en dos bloques de cemento. Una fatalidad, convertida en un barranco de siete metros, seccionó su médula y le cambió para siempre… Pero esa desgracia no pudo arrancarle las alas, esas alas que usa apasionadamente para conseguir sus objetivos deportivos. Ahora, cuando se mira al espejo, no se siente atrapada. Las cosas son sencillamente diferentes… Ya nunca más podrá practicar su amado triatlón, pero lo ha solucionado añadiendo el prefijo «para»: «La primera vez que me subí a la handbike -bicicleta adaptada para paratriatletas- lloré como una niña pequeña».
Sus piernas la han abandonado, pero no sus sueños. Unos sueños que, tan solo 5 meses después de su accidente, la proyectan hacia los Juegos Paralímpicos de Rio 2016. Esos sueños que le dan alas, y unas alas que le hacen de piernas…
¿Una fatalidad puede acabar con tus sueños? ¿En cualquier circunstancia tenemos derecho a soñar?
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