¿Demasiado pequeña para soportarlo?
Con 11 años estás en esa edad interesante en la que prácticamente todo es jugar. Aún no has entrado en la edad del pavo y tu cabeza está llena de deporte, programas de tele, canciones, películas, videojuegos, salidas con amigos, aquel o aquella que te empieza a hacer tilín… Vaya, que preocupaciones las justas. Estás situado en la línea de salida del cuatrimestre cero de la carrera de la vida… Y cuando llega el verano sueñas con gigantescos cucuruchos coronados por interminables bolas de helado: chocolate, naranja, pistacho, nata, yogur, vainilla…
Y en eso mismo estaba pensando Lucy Li cuando acabó su participación en el US Open de golf. Porqué eso es lo que hace una niña de 11 años: hacer lo que más le gusta y formarse como persona. Y no parece que la alta competición sea el entorno más adecuado para que un niño crezca y evolucione en adulto. Como era de esperar la prensa, los esponsors y todo el circuito le ha puesto en la frente una mira telescópica para ver cómo bate récords a lo bestia… o cómo acaba como un perro malherido, tirado en la cuneta. La presión ya ha hecho acto de presencia… Viendo las fotos de su participación en el torneo, parece lo que es: una niña-golfista, sacada de Disney Channel, enfundada en los colores de la bandera estadounidense.
¿Puede entender una preadolescente que le pidan autógrafos por la calle, que le asedien en los torneos, que sus padres le pidan deportivamente más y más y más y más y más….? ¿Con 11 años puede asimilar la presión de la élite, la brutal y despiadada necesidad imperiosa de ganar? ¿Entiende que puede llegar a ser una máquina infinita de ganar dinero y que toda tu familia puede llegar a vivir de ella?
¿Le darías a tu hijo un helado tras ir al parque a tirar cuatro canastas? ¿O prefieres que lo deguste tras la alta competición?
photo credit: Nemain_chan via photopin cc
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