• ivanferrer
• A 14/12/2014

Ya queda menos diez días para que empiecen las fiestas de Navidad con la Nochebuena. Centenares de anuncios llenan las teles y las calles para que los niños decidan lo que quieren pedir a Papá Noel o a Los Reyes. Aunque en mi familia somos más de los Reyes Magos, lo celebramos todo, absolutamente todo. Y como somos excesivos, fundimos tradiciones catalanas y andaluzas. Pertenecemos a la filosofía que si se puede celebrar doblemente, para qué escatimar esfuerzos… Nochebuena con el Ajo Colorao como plato estrella, mezclándose con el Caga Tió. Comida de Navidad precedida de detallitos traidos por Santa Claus, San Esteban, Fin de Año, Año Nuevo, Cabalgata de Reyes y a dormir en el suelo, junto al árbol de navidad, para esperar la magia del día 6 de enero. Sé que hay una onda new age que destroza la Navidad por su faceta mercantilista, pero a mí me encanta, tengo un punto hortera y disfruto decorando mi casa con guirnaldas…

En el emotivo anuncio de Ikea (si tienes hijos es inevitable que se te salten las lágrimas) los niños hacen sus cartas y piden todo lo que se les ocurre y más: un juego, una guitarra, una Wii, un unicornio que vuele… Pero mi hija Anna me ha llegado al corazón este fin de semana. Ya tiene 7 años y está en ese límite en que las habladurías en el cole corren como la pólvora y es inminente que sepa quién son realmente Melchor, Gaspar y Baltasar. Le hemos preguntado que si ya sabía qué iba a poner en la carta. Su respuesta ha sido contundente, honesta y directa: «No necesito nada». Un equipaje para entrenar (si es posible de Lebron James) caerá, pues el actual empieza a estar tocadito. Pero con respuestas como esta solo pienso que debemos estar muy atentos a nuestros hijos: tienen para enseñarnos mucho más de lo que hubiéramos imaginado jamás…

¿Necesitas pedir mucho a los Reyes Magos? ¿O eres de los que lo material le importa poco?

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