¿Te pasas de rosca?
Las roscas me horrorizan. Hay dos mundos que me echan para atrás: el de la automoción y el bricolaje. Poner los pies en un concesionario sencillamente no me dice nada. En casa yo solo opino acerca del color del coche, el resto corre a cargo de mi mujer. Y entrar en Leroy Merlin me da como un no sé qué que me llena absolutamente de angustia… Ikea me parece más amigable (supongo que por los desayunos) pero cuando llega la hora del montaje empiezan los sudores… A veces, fruto de la pasión, le doy tan fuerte a la tarea de enroscar que al final ya no hay marcha atrás…
…igual que ya no hay marcha atrás en Lieja. En ocasiones crees que algo que ha sucedido es ofensivo. La ofensa siempre está protagonizada por alguien. A veces lo catalogas como malvado, otras como estúpido, en algunas como maldito traidor. Y tienes el absoluto convencimiento que «quien la hace la paga». Ya lo decía, de forma desgarradora y contundente, el grupo Soulfly en Eye for an eye... Esa ley del viejo oeste -«ojo por ojo, diente por diente»-, la han aplicado de forma cruda los ultras del Standard de Lieja. Creyeron que era inaceptable que un ex-jugador suyo hubiera fichado por el Anderlecht, el eterno rival. Y lo recibieron con una pancarta gigante en la que una mutación de Jason Voorhees mostraba la cabeza cercenada del traidor (Steven Defour). Mucha sangre, mucha tralla, mucha violencia… Y la leyenda remataba con un «Rojo o muerto» (en referencia a los colores del Standard de Lieja).
La contraofensa de la ofensa acabó con la expulsión de Defour. Vaya, que uno le vació el ojo al otro porqué perdió uno antes y enfrascados acabaron los dos ciegos…
¿Si alguien te deja tuerto le pagas con la misma moneda? ¿O intentas ponerte en el lugar del otro, aunque su decisión te duela mucho?
photo credit: jacsonquerubin via photopin cc
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