¿Mejor la copia que el original?
Sábado 24; 9 de la mañana. Anna juega su segundo partido de liga, el primero en casa. Mientras presenciamos el partido, vemos que a medida que pasan los minutos va perdiendo en emoción. Normal, acabamos palmando 28 a 57. Y en medio del partido, en la grada, se suceden comentarios y conversaciones entre padres. Me sugieren el perfil de un twittero del mundo del baloncesto @PabloLolaso, el alter ego del entrenador del Real Madrid, @pablolaso. Algunos podrían catalogarlo como un sujeto curioso y divertido. Otros como un payaso maleducado. Pero lo que está claro es que va a cada rebote como si fuera el último -y si hace falta utilizando los codos- y no deja indiferente.
Mientras veo los tweets de la copia, me voy descojonando de la risa. Comentarios sin contemplaciones y ataques a la yugular con un estilo único. Mi mujer, que está trabajando con su portátil, me echa la bronca porqué no le dejo concentrarse. Así que para calmarme un poco, y de paso saciar mi curiosidad, me voy al perfil del original. Para mi gusto mucho más sobrio, menos original, más aburrido. 76.300 de Laso contra los 61.600 de Lolaso. Pero Lolaso gana por goleada con más de 5.600 tweets, por menos de 1.000 del míster del Madrid de baloncesto.
No sé, los perfiles que hablan básicamente de obviedades (felicitar las fiestas, los títulos de otras secciones del club o de categorías inferiores, colgar clasificaciones, anunciar partidos…), no me aportan demasiado. Es tan soso como cuando un jugador de fútbol dice que ha acabado el entrenamiento y que se va a descansar… Así que aunque no sea el original, yo me quedo definitivamente con la copia.
¿Es siempre mejor el original? ¿O la copia puede llegar a ser más original que el propio original?
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