• ivanferrer
• A 20/07/2015

La actualidad siempre acaba mandando; así que dejaremos en barbecho la segunda parte de la serie «niños grandes». Y en la particular cartelera veraniega del blog, será la estrella esta semana las elecciones a la presidencia del FC Barcelona. Es un hecho bastante curioso en la primera división española, ya que solo Madrid, Bilbao y Barcelona pueden hacerlo.

El resto de equipos están sometidos a la tiranía de la acción. En la que el poder se decide en despachos lejos de la opinión pública: a través de compras y agrupaciones de paquetes accionariales o con grupos de inversión y de capital riesgo -que metiendo un golazo por la escuadra llevando lingotes de oro como panes bajo el brazo- que entran en los clubes como Atila. En esta tesitura el socio paga, ve los partidos, disfruta con los triunfos de los suyos, pide la dimisión del presidente de turno cuando las cosas van mal y poca cosa más… Los resultados del equipo son carta ganadora ante la opinión de los aficionados.

En cambio yo el domingo me sentí afortunado de poder decidir a quién quería de presidente. Para mí el triángulo que forman los vertices del «voto», la «opinión» y la «democracia» valen mucho. Tanto en el mundo de la política como en otras esferas de la vida. Más allá de ganadores y futuros proyectos que se van a acometer, me sorprendió el nivel de participación. Votó poco más del 43% de los casi 110.000 socios con derecho a voto.

Dos temas me rondan por la cabeza… ¿Cuando podremos votar online? ¿Al 57% de los socios les importa un huevo quién sea el máximo representante del club? Como decía mi querido profesor de Física y Química, don José Castillo, cuando sacabas un 4,9 y le ibas a llorar para conseguir el ansiado 5 te decía: «el problema no es que te falte una décima para aprobar, es que has fallado en más de 5 puntos»…

¿El sistema de votaciones presenciales que usamos está desfasado? ¿O siempre hay que hacer de las votaciones una fiesta presencial?

photo credit: Vote for Burns via photopin (license)