¿Lo haces para que te vean?
Justo hace hoy tres años, me quedé pegado al televisor pequeño de la cocina viendo como un enorme globo subía hasta el infinito. En vez de cesta, llevaba colgada una pequeña cabina. Un diminuto habitáculo desde el que un experto saltador base austríaco, Felix Baumgartner, iba a saltar equipado con un mono de astronauta. El apoyo publicitario de Red Bull convirtió el salto estratosférico en una mezcla de aventura épica, reto científico y circo mediático. La emisión en directo tuvo el toque de las misiones espaciales, comandada desde tierra por Joe Kittinger, que en 1960 hizo el salto pionero. Ver en directo cómo superaba un ser humano la velocidad del sonido fue alucinante…
Y tamaña hazaña se completó con un documental, Space Dive. El salto del siglo. Interesante narración sobre las interioridades del proyecto Red Bull Stratos: el intenso trabajo en equipo, la confianza entre saltador y equipo técnico, la presión, los plazos, los cambios, los presupuestos que se disparan…
Felix Baumgartner quedó como el hombre récord que saltó más alto y rápido que nadie. Pero dos años más tarde un norteamericano, Alan Eustace, saltó aún más alto y superando también la barrera del sonido. Pero lo hizo sin fuegos artificiales, sin focos, sin anuncios, rechazando incluso el patrocinio de Google (donde es vicepresidente). Quería tranquilidad para conseguir el reto.
Los dos lo consiguieron aunque solo una quedará en la primera plana de la historia, mientras el otro merodeará por las páginas de los clasificados…
¿Necesitas que todo, todo el mundo sepa que lo has conseguido? ¿O lo haces por el simple placer de conseguirlo?
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