¿Te sientes condenado?
Todo estaba dispuesto para que el quince del cardo sucumbiera ante el vendaval de la temible Australia. Los analistas establecían el último duelo de cuartos de final del mundial como el más claro y desigual. El equipo que había desplegado el mejor rugby de todos los participantes ante el más débil del Seis Naciones (tuvo el dudoso honor de llevarse la cuchara de madera, que le acredita como selección que no ha conseguido ninguna victoria a lo largo del torneo).
A base de patadas consiguió Escocia neutralizar los ensayos de los oceánicos en la primera parte. Lo que se presumía un plácido picnic acabó siendo una épica batalla (aderezada incluso al final por la lluvia). Una cagada monumental de Australia en el pase adelantó a los escoceses a falta de cinco minutos para la conclusión. Y llegó la jugada clave, en la que el juez de vídeo obvió un claro placaje retardado de Australia que hubiera dado oxígeno y el partido a Escocia. Y rozando el final, un golpe de castigo completó el póker de selecciones semifinalistas del cono sur (Nueva Zelanda, Argentina, Sudáfrica y Australia). Escocia cayó con el espíritu de los grandes, a lo William Wallace, muriendo con honor y dejándolo todo en el campo.
Tras el pitido final, vi jugadores desfondados y vacíos tras el duro partido. Apretones de manos, saludos amistosos entre contrarios que se respetan. Y no contemplé ni un gramo de rabia ni resentimiento entre los escoceses por las decisiones arbitrales. Las mismas circunstancias en un partido de fútbol estoy convencido que hubieran producido imágenes entre bochornosas y esperpénticas (buscando todo el equipo agraviado al árbitro para machacarlo dialécticamente). Por eso se dice que el rugby es un deporte de bestias jugado por caballeros, todo lo contrario que el fútbol…
¿Cuando acaba el partido se terminó todo? ¿O hay que pedir explicaciones al ábitro?
photo credit: Dredd vs. Spectral Judge Death via photopin (license)
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