¿Te preocupa ir a contracorriente?
No quiero ser pesado. No quiero repetirme más que el ajo; como los anuncios de El Almendro. Pero hay cosas que siempre vuelven, como la Navidad. Un tema recurrente son las denuncias por violencia verbal en los campos de fútbol en España. El tema es ya de chiste malo recurrente. Todo un clásico para estas fechas y para cualquier resto de meses del año. Con unos comités de disciplina con el mismito poder de decisión y coerción que las Naciones Unidas en Alepo. Las denuncias van cayendo, las amenazas, acompañadas de sanciones de risa, pueblan los fines de semana, los meses, las temporadas… Ahí, queda eso: tema cerrado, protegido con candado y llave en el fondo del mar, matarile rile, rile…
Ahora que nos acercamos a esta época de concordia (más humana o artificial, según se mire), las redes sociales parece que se encienden a cualquier atisbo de gesto o normalidad hacia el eterno rival. Tras el partido entre Barça-Espanyol, Quique Sánchez Flores no sacó el hacha, blandió un ramo de flores. Además de no considerar hostil el ambiente del Camp Nou, el entrenador españolista se abrazó tras el partido sobre el césped con Messi y Luis Suárez, echó flores argentino y explicó que uno de sus hijos es del Barça y colecciona sus camisetas, que él mismo le consigue.
No sé que más decir, queremos aleccionar a todo el mundo en la teoría que el fútbol es solo eso; fútbol. Que hay cosas más importantes y transcendentes en la vida. Pero, en cambio, practicamos el antediluviano argumento de “al enemigo ni agua”… Y después nos exclamamos de todo… Y palo al que se salga de la línea…
¿Elogias a tus contrincantes? ¿O hay que machacarlos para que parezca que lo das todo por tus colores?
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