¿Revueltos o separados?
El cutrebús de Hazte Oír me recuerda que las fuerzas oscuras siempre están ahí acechando, para que todo esté bien clasificado y etiquetado, sin fisuras y bien limpio. Antonio Recio, un derroche en la ficción de convivencia y falta de prejuicios, va en el mismo sentido cuando sostiene que Dios nos separó por continentes para no estar desordenados… Menos mal que existen pioneros que deciden, como principio fundamental y universal que la diversidad es riqueza y que las normas están para irlas superando a base de sentido común.
Niñas en edad infantil, de 12 a 14 años, que se enfrentan equipos de fútbol formados enteramente por niños… Y que son capaces de ganar la competición. Las chicas están contentísimas, aunque su entrenador es consciente que han tumbado una barrera histórica y que su hazaña va a trascenderlas. Es más, lanza un reto a otros equipos femeninos: «Que pongan a sus chicas alevines e infantiles a jugar con los chicos. El deporte va de esto, de competir, y a ver qué pasa. Seguro que muchas tienen nivel para competir con los niños».
Y es que al final da igual si tienes pene o vulva. La cuestión realmente importante es darle una buena rosca a la bola, como la que dio la liga, en forma de falta, al AEM Lleida. A algunos les escocerá el tema, pero la evolución radica en la mezcla…
¿Los niños y las niñas deben jugar separados? ¿O que jueguen juntos y que gane el mejor?
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