Un torneo de cuatro vértices (bonus track)

Nos empeñamos en vivir en una constante tragicomedia en la que solo existen unos y ceros… 1 es el todo, ganar, la plenitud, el éxito. El 0 es como la peste, la derrota, el fracaso, la humillación. Solo así se entiende la vacía frase que sostiene que “el segundo es el primer de todos los perdedores”. De esta manera vivimos en un triste binomio que báscula entre el infinito y el vacío, un salto al vacío sin término medio. Enfocados al 100% en el objetivo final, sin tener en cuenta que hay un largo camino por recorrer para conseguirlo. Y que en el caso que no lo consigas no pasa nada, porque hubo muchas experiencias y aprendizajes durante el viaje.
Hace un año y medio hice un taller de trabajo en equipo en un club de fútbol de Tarragona, con adolescentes. Básicamente a la conclusión que llegamos es que ganar mola y que perder es una mierda. Así que si todo se basa en el balance de victorias-derrotas; ganar o morir; perder es un auténtico suplicio.
Perder no es malo, sencillamente es parte del juego. Y más en deportes como el baloncesto, en el que es imposible empatar. Yo creo mucho en las sensaciones, más allá del resultado. Y comprobé en propias carnes, el pasado fin de semana, que el marcador queda en un segundo plano. Perdimos las semifinales por 41 puntos (84-43). El Stadium Casablanca de Zaragoza tenía sencillamente un equipazo. Pudimos disputarles el primer cuarto pero a partir de ahí nos doblegaron a base de triples, combinaciones al contraataque, robos de balón, incluso hacían jugadas de puerta atrás que no había visto nunca en un premini. Pero las niñas jugaron con alegría, desparpajo y muchas ganas ante un equipo netamente superior.
En cambio, contra la Salle Reus (para el tercer y cuarto puesto) no dimos pie con bola. Tenía a Elisabeth a mi lado, apuntando el resultado. Con el 7-27 y, ante tal desastre, cerró la libreta y dejó de contar. Cuando acabó el partido me quedó la sensación de paliza histórica estilo Barça-Madrid en la Euroliga. Cuando miré los resultados por internet comprobé, con sorpresa, que no habíamos perdido de tanto: 26-48.
Sí, es posible. Perder es más que una triste mierda. Y las sensaciones pueden vencer al vacío que supone esa derrota. Puedes perder de paliza e irte contento a casa, aceptando que el rival ha sido mejor que tú. No se trata de unos y ceros, de ganar o perder, consiste en jugar lo mejor que te sea posible y ver qué pasa…
¿Te quedas solo con el resultado? ¿O son más importantes las sensaciones?
photo credit: kennethkonica #IndyPlunge has the strongest emotions for a polar plunge. via photopin (license)
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