¿Sigues con el chicle aunque ya no tenga sabor?
En la pausa del mediodía me voy a tomar un café y a leer un rato; me ayuda a despejar la mente y a romper la jornada laboral. Cojo el periódico deportivo y empiezo a hojear… Bufffffffff; las primeras cinco páginas van de la boda de Messi y la posterior fiesta, con todo lujo de detalles… Y después doy paso al tostón del “mercato”, con un 70% de rumorología y pura imaginación… Y en un momento dado llego a la previa de la Final de la Copa Confederaciones; y pienso: “¿pero no ganó Alemania 1-0 tras una cagada descomunal de un defensa chileno?”. Y caigo en la cuenta en dos temas clave: que llevo un despiste descomunal (es lunes y estoy leyendo la prensa del domingo) y que en verano, tras la competición, los contenidos son sencillamente insufribles…
Sinceramente, aunque me gusta el deporte a rabiar no le encuentro mucho sentido a leer una hoja parroquial diaria para que así toda una redacción tenga trabajo y que el papel comprado se siga imprimiendo… Y entonces me pregunto si durante ese parón los periodistas no podrían hacer otras tareas más productivas… O sencillamente cerrar por vacaciones…
¿Estiras el chicle todo el año aunque no tenga mucho sentido? ¿O es mejor dejar espacios en blanco para que el personal tenga después ganas de retomarlo?
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