¿Sabes controlarte?
Somos individuos de discursos, historias, vivencias que transmitimos a los demás verbalmente y que van configurando nuestra dimensión pública. Pero los hechos que realmente moldean como el cemento y el acero nuestra imagen ante los demás son las reacciones ante situaciones inesperadas. Gestos que te delantan. Y después ya puedes disculparte, que se te nubló el juicio, que cuando te pones a mil te cuesta controlarte…
Tuve un compañero de clase en la universidad, Albert Jorquera (antes de darle a las carreras de montaña jugó a hockey patines), que me comentó en una ocasión que si alguna vez se montaba una tangana durante un partido, lo primero que hacían los jugadores era tirar los sticks al suelo (y evitar, durante el calentón, males mayores). Es por ello que me parece deplorable que alguien se comporte como un macarra con su peligrosa herramienta de trabajo, como si estuviera en una carrera ilegal a las 3 de la madrugada por la carretera de la Rabassada. Así se muestra Vettel, como un pandillero de la F1 (valga de paso que a Hamilton hay que darle de comer aparte…).
Más delito tiene actuaciones como la de Medvedev, que tras perder un partido tiró monedas a un juez de silla en Wimbledon. La performance ya está elaborada y va más allá de la reacción instantánea.
Enviar a un rival al hospital tampoco es nada constructivo. Por mucho que no esté de acuerdo, Sagan sacó el codo a pasear y empotró a Cavendish contra las vallas. Los sprints son una batalla frenética, pero no vale todo…
Si los deportistas dedicaran una mínima parte de sus presupuestos de marketing en coaching deportivo y entrenamiento mental se ahorrarían muchos problemas y no arrastrarían su imagen por el barro debido a un mal temperamento… Si no es así, ya se encargarán después de reconstruir su relato; pero sus acciones quedarán ahí, para siempre…
¿Te sabes controlar en los momentos de tensión? ¿O te comportas como un crío de 6 años?
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