Lo que da de sí lo que pasa alrededor de un entreno (inicio)
El pasado miércoles lo tenía todo preparado para ir a entrenar al mediodía, durante la pausa de la comida. Menos mal que tenía lugar en la piscina, porqué de lo contrario –de 14 a 16 horas- hubiera sido pasto del sol como un indefenso bloque de mantequilla dentro de un microondas. Pero, en ocasiones, todo se conjuga de forma vertiginosa y diabólica para dinamitarte los planes. Se me complicó tanto el día que tuve que abortar la sesión y dejarla para las 19:30.
Pensé que, al menos, podría tomarme un café con leche mientras leía el periódico. Cuando quise bajar llevaba unos poco céntimos en el monedero, así que tuve que ir al cajero a sacar dinero. Y en esos días que los que las cosas se tuercen, siempre hay algo que puede ir aún peor… Me planté delante del cajero (cuya agencia se ha trasladado, pero mantiene aún la máquina de sacar dinero) y compruebo que alguien ha echado hasta la primera papilla en la pantalla táctil; bufffff… Y decido que sí, que quiero ese café con leche; y que me importa poco que un payaso haya casi inutilizado el cajero… Veo que las teclas están intactas, meto la tarjeta y busco las zonas indemnes de la pantalla… Suerte que estaba limpia la zona encima de la tecla de 40 euros.
Y no sé cuál es la razón concreta, pero este suceso me lleva al victimismo de las personas que lloran por las esquinas debido a que no tienen tiempo de hacer deporte… Soy un firme seguidor y defensor de la idea que en el 95% de los casos llega mucho más lejos quien quiere que quien puede… Por mucha pota que se te ponga por delante…
¿Te pierdes en excusas? ¿O sabes que algún que otro sapo te tienes que tragar para conseguir lo que quieres?
photo credit: Leandro Martinez Sapo Pepe, en la Banelco via photopin (license)
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