¿Te vienes muy arriba? (la final soñada capítulo 1)
He tenido la suerte, como aficionado barcelonista de ver, por la tele o en directo, infinidad de finales durante los últimos 15 años. Más de las que hubiera soñado durante los años 80, cuando vivíamos bajo el látigo de la quinta del Buitre y nos conformábamos ganando al Madrid en casa y levantando Recopas de Europa. Con la llegada de Messi cambió todo y empezamos a ser favoritos en todas las competiciones, sin vivir a la sombra de nadie…
Soy consciente que lo realmente complicado es llegar. Después, durante el partido estrella, puede haber infinidad de circunstancias que cambien el guión inicial y acaben dando giros espectaculares y dramáticos a la vez. En el Wanda éramos optimistas, pero poco imaginamos que nuestro Barça iba a ejercer como un devastador rodillo triturador sobre un Sevilla sin materia ni alma que no estoy seguro si llegó a jugar en algún momento. Y lo reconozco, me vine arriba, como otros muchos aficionados y empecé con los «oooooolés» en cada pase y saltango al grito de «campeooooooones, campeooooooones, oe, oe, oeeeeee» en el minuto 53. No sé si fue muy deportivo, a falta de aún 37 minutos por disputar, pero el aplastamiento al rival lo merecía, con 4-0 y mostrando el Barcelona un juego sencillamente espectacular.
Lo que sí está clarísimo -incluso antes de empezar y sin guionista que pueda cambiarlo- es que cuando acaba el partido, ganes o pierdas, llegas hecho trizas al autocar, fundido de tanto animar y vivir infinidad de emociones; con ganas de dormir todo el viaje de vuelta en el autocar…
¿Te vienes arriba, cuando lo ves claro? ¿O prefieres ser prudente y celebrarlo solo al final?
Publicar un comentario