¿Si no existe te lo inventas?

Mis primeros recuerdos sobre unos JJOO datan de 1984. Repleto de bruma vi, con 8 años, el éxtasis vestido en forma de la camiseta blanca de Solozábal, Epi, Romay, Corbalán… derrotando a Yugoslavia para asegurarse una plata histórica y disputar la final de baloncesto contra el proyecto de jugador de lo que iba a ser uno de los grandes de todos los tiempos: Michael Jordan.
Pero lo que me quedó grabado a sangre y fuego fue la promoción que iba en los botes de Cola Cao de 1 kg. Me dejó, entre atrapado y fascinado, el pequeño muñeco articulado que iba de regalo, dentro de una caja de metacrilato transparente circular, incrustada en la tapa roja del producto. Me atrajeron tanto, que decidí movilizar a toda la familia. Me empleé a fondo, así que cayeron hasta 23 botes (estuvimos años sin comprar Cola Cao…). Y con esa colección, el tablero de un juego de F1 (al que jugué unas pocas veces), dos dados, una libreta y un lápiz me monté mis propios JJOO. Recuerdo tirarme las tardes muertas disfrutando de las competiciones de 100 metros, la maratón, el salto de longitud, los 400 metros o el triple salto.
Por eso entiendo perfectamente a esa madre que, con la sola idea en la cabeza de imaginarse la cara de emoción de sus hijas disfrutando de una colección de cromos que no existía, pues se la inventó. Así empezó a gestarse una colección de cromos artesanal de la Liga de Fútbol Femenina. Y como la montaña no vino a Mahoma, Mahoma fue a la montaña… Y las efigies de Lieke Martens, Marta Corredera o Eunate Arraiza, acabaron estampadas en sendos cromos…
¿Si no existe algo que te apasiona te lo inventas? ¿O es demasiado trabajo para hacerlo realidad?
photo credit: JaulaDeArdilla Otros mundos – Cromos 1984 (21) via photopin (license)
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