¿Cuál es tu manía?
Cada uno tiene sus manías, sin excepción alguna. Las reconoces con naturalidad, timidez o vergüenza. Incluso puedes llevarlas con orgullo o llegar a esconderlas en lo más profundo de un pozo. Pero están ahí y las llevas contigo a todas partes, te gusten o no. La mía es la de cogerle cariño a las cosas cuando más viejas son y exprimirlas hasta que literalmente caen a trozos.
En 2011, preparándome para mi primera maratón, mi mujer me regaló la bestia: el Garmin 310XT. Con él he hecho centenares de entrenamientos: mar, bicicleta, piscina, montaña, y asfalto. Hace un par de años le entró agua y, como le tenía tanta pasión, lo reparé en vez de cambiarlo por otro nuevo. Los últimos tiempos han consistido en exprimir el artilugio como una naranja a la que se le ha acabado la pulpa, pero sigues apretando desesperadamente a ver si sale una gota más. La goma que le protegía del agua ha ido desapareciendo, poco a poco y hace unos meses la correa dijo “basta” Pero en vez de comprar una nueva, tiré de bridas. A medida que transcurrían las semanas, los agujeros se iban rompiendo, dejando cada vez menos margen para atar el reloj a mi muñeca. Hoy definitivamente ha muerto la correa; se acabó el plástico al que asir la brida. Así que he tenido que acabar la segunda mitad del entrenamiento con el GPS en la mano.
Lo más lamentable del final de este cuento es que tras ochos años mi mujer, viendo el estado lamentable y la progresiva degradación de mi Garmin, pidió a los Reyes Magos el sustituto. Lo tengo en la caja desde hace casi 5 meses. No es que no quiera mi nuevo GPS, hasta que estalló mi viejo Garmin tiré de manía…
¿Tienes manías ilógicas? ¿O le encuentras justificación a todo lo que te pasa?
photo credit: Luke 7 FPS IBM via photopin (license)
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