¿Resultados o estilo?
En los colectivos deportivos predominan dos grandes tipos de sectas. Aunque existen después múltiples variantes e infinitos subgrupos, imperan dos poderosas filosofías. Se trata de dos corrientes antagónicas, hecho que supone que cuando abrazas una, repudias automática y enérgicamente la otra. Ambas son opciones viables y respetables, pero totalmente irreconciliables entre sí. Se trata del choque entre «resultadismo» y «estilismo«.
La primera se fija única y exclusivamente en el electrónico, vive esquizofrénicamente pendiente de la victoria. De esta manera, ganar títulos se convierte en el único fin posible. Solo importa el «qué» y en el momento en el que el polvo sepulte los palmarés, la memoria colectiva no alcanzará a discernir de qué manera se consiguieron. En cambio, la segunda persigue el «cómo» como gran medio para conseguir el éxito deportivo. Esta tendencia se centra tantísimo en la esencia que sus acólitos se convierten en feroces guardianes del estilo, sin el cual la victoria pierde toda su esencia.
El Barcelona ha ido basculando, progresivamente, de una secta a otra. Partido a partido, acumulando ridículos como ante Levante y Slavia de Praga, el conjunto catalán se ha acabado abrazando enérgicamente a la farola del doble liderato en Champions y Liga, cuando todas las señales actuales indican que el Titanic azulgrana va directo al iceberg. Esperemos que el desastre europeo no se acabe consumando ante un inmenso bloque de hielo, azul celeste, cuyo pope actual fue el más glorioso gurú de la tribu azulgrana antaño…
¿Importa solo obtener resultados? ¿O cómo los consigues les da un mayor valor?
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