¿Sacas el látigo a pasear?
Hay empresarios que operan con suma pasión. Son como volcanes que mantienen su esfera cercana en un ambiente confortable hasta que entran en erupción y arrasan con todo. Por la mañana te matarían a besos y esa misma tarde te matarían, prescindiendo de ese tierno gesto. En su versión más paternal te abrazarían con cariño y en su cara más despiadada lo harían hasta asfixiarte sin piedad. Si pasas la línea roja imperdonable, la de la traición, date por muerto como empleado. Ya no hay marcha atrás; te conviertes en el enemigo a batir más que un colaborador con el que apaciguar una situación. Ya no se trata de reconducir, se trata de vencer e imponer la voz del amo. Así están las cosas en el Nápoles, tras la insurrección en bloque de la plantilla ante el pulso que les hizo su presidente, Aurelio de Laurentiis.
Por los malos resultados les impuso a los jugadores una concentración de una semana, que se saltaron por considerarla desmedida. Tras la ruptura, lava escupida con fuerza desde la presidencia en forma de medidas legales y multas. A la presión de los resultados deportivos, que siguen mermando la moral del equipo italiano, se le une ahora una dura pugna entre los principales agentes del club, jugadores y máximo dirigente. Con el Vesubio en plena erupción deportiva, es difícil saber cómo se solucionará la situación…
¿Prefieres dialogar para reconducir la situación de forma calmada? ¿O sacas el látigo a pasear?
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