• ivanferrer
• A 04/05/2020

Hay deportes que me fascinan como el fútbol, el baloncesto, el rugby o el balonmano. La coordinación y el dinamismo que se establece en los deportes de equipo me atrae mucho más que los deportes individuales. Pero este hecho no me impide que me ponga de rodillas e incline la cabeza ante los ultrafondistas que surcan los mares con la única fuerza propulsora que sus brazos y piernas, aquellos que se atreven a acabar fundidos pasto del asfalto, literalmente (Badwater) o los que se enfrentan a condiciones sobrehumanas y a sí mismos en la montaña (Barkley Marathon). Otros me dicen bien poco, como el culturismo, el ajedrez o tenis mesa.

Recuerdo que cuando jugaba al fútbol y aún no se encontraban las clasificaciones en internet, cogía un papel y hacía las progresiones según mis estimaciones, de cómo acabaríamos la liga y en qué campos era fácil que nuestros rivales pincharan. Al final, la realidad acababa poniendo a todo el mundo en su lugar. El problema es que, cuando planteas la competición de forma irregular, viene el coronavirus y te pone en serios aprietos.

De esta manera la Federación Española de tenis mesa ha proclamado campeón de la máxima categoría femenina al UCAM Cartagena, en detrimento del Girbau Vic, empleando un criterio basado en el coeficiente de victorias y derrotas. El Vic llevaba dos partidos más jugados y aún debían enfrentarse los dos máximos aspirantes al título durante la segunda vuelta. Así que, el hecho de jugar solo 8 de cada 10 equipos por jornada, como el buñuelo final de cambiar el criterio en el último momento para determinar el equipo campeón, deslucen la decisión final…

¿Eres consciente en cómo el formato de la competición puede influir ante imprevistos?

photo credit: Rosmarie Voegtli The decision via photopin (license)