Perdí la cuenta... (III)
Mañana no madrugaré para ir a correr. Durante los seis meses que llevo sin hacer nada de deporte me he dado cuenta que tengo una capacidad bastante extraña, pero muy ventajosa para mí, consistente en encender o apagar el interruptor para ponerme en marcha hacia algún objetivo deportivo o centrarme, como estoy ahora en el trabajo y los estudios. Las horas no me dan para más y creo que hoy lo más importante es mi formación y seguir aprendiendo… Aunque estoy convencido, al 100%, que en un año volveré a embobarme con alguna carrera que solo mi mente puede imaginar y de la que mis piernas no quieren ni oír hablar…
No tengo ni la menor idea de cuándo podremos amontonarnos de nuevo en un cajón de salida ni en qué momento podremos salir a rodar en grupo para acabar en algún bar desayunando como dios manda… De momento, solo tengo previsto en mi calendario de 2020 mis dos fetiches. La Copa Nadal, para darme un chapuzón y calentar motores antes del eterno y divertido día de Navidad y la Cursa dels Nassos, para cerrar el año por todo lo alto con Manolo (previo atracón al mediodía, por supuesto).
Tras siete semanas confinados, he entrado en una rutina a la que no le veo fin. Pero no porque no lo haya, sino debido a que me siento cómodo sin tener expectativas ante un un mundo que no tiene respuestas ni sabe por dónde tirar. Por primera vez en décadas, un elemento diferente a una guerra nos ha parado y crujido la economía a escala global. Lo único que está claro es que mientras yo duerma mañana, más de uno -foco en mano- saldrá a quemar asfalto o montaña y hacer así lo que más le gusta y apasiona… ¡Suerte a todos!
photo credit: PMillera4 Belmar Bridge via photopin (license)
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