¡ENTÉRATE! Estoy pidiendo perdón
Empezó a destacar en su etapa júnior, demostrando quien era el amo del triatlón estadounidense. En 1992 dio el salto al ciclismo profesional y se fué forjando un nombre en el pelotón, poco a poco. Pero un cáncer se lo intentó llevar por delante. Y como el ave fénix, renació de sus cenizas, y arrasó en el Tour de Francia con 7 victorias consecutivas. Y fue catapultado a a la categoría de leyenda del deporte.
Desde diversos frentes le atacaron incesantemente. Desde su primer Tour en 1999 tuvo al diario l’Equipe con el aliento en su cogote. Testimonios de ex-empleados, massajistas, antiguos compañeros de equipo, publicación de libros, artículos de investigación en prensa… Todo disparaba como una flecha hacía un blanco llamado «dopaje». Y tras casi 14 años de acoso, llegó el derribo de Lance Armstrong, en formato showtime, en el espacio de Oprah Winfrey. Y el mito acabó convertido en apestado.
Ahora, tras casi un año de vergüenza y escarnio público, empieza el tejano una curiosa gira de penitencia. Pide perdón a personas del mundo del ciclismo a las que insultó y vejó por acusarle de tramposo, con medios de comunicación por testigo. Una extraña gira de disculpas, en la que sin embargo sostiene que «mi castigo es mil veces más grande que el crimen que cometí». No está claro si la sinceridad ha puesto un poco de cordura a tantos años de mentiras o el ego de Armstrong pide a gritos un poco de piedad. Y es que a veces parece mentira que ni metiéndote en una cuba llena de mierda hasta la nariz, sepas de dónde viene el olor…
¿El perdón ante la trampa sistemática merece el respeto de alguien? ¿Tenemos derecho a tropezar con la misma piedra más de dos veces?
photo credit: Chema Concellon via photopin cc
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