¿Es más tonto quien dice estupideces o el que le pone un micro?
Cada vez tengo más claro que, más allá de ideologías, estamos gobernados por mediocridades absolutas que son poco más que memes de sí mismos. Vladimir Putin, Donald Trump y Benjamín Netanyahu son tres claros ejemplos de que ser muy poderoso puede ir totalmente reñido con la inteligencia y el saber hacer para beneficiar al país a los que representan y mantener la concordia con sus vecinos. Gobiernan únicamente para sí mismos, sin importarles el infinito dolor y profundo sufrimiento que generan a su alrededor.
La prensa es, en muchas ocasiones, el único contrapoder que puede denunciar las injusticias que ellos generan y los argumentos, entre esquizofrénicos y pueriles, que esgrimen algunos dignatarios para justificar sus locuras y mentiras. Es aplicable tanto en la esfera política como en ámbitos como el deporte.
En la era analógica, un tonto solo podía extender sus estupideces de forma muy limitada. Pero con la entrada de internet y las redes sociales, sus gilipolleces se extienden como una peligrosa mancha de aceite que contamina el mar. Las gafas, las cenas de día, las estelas en el aire… Es tan idiota todo lo que afirma Marcos Llorente que asusta. Pero aún más patético me parece que, encima, Juanma Castaño le ponga un micro para propagar sus estupideces. No sé a quién de los dos le patina más el cerebro…
¿Hay que dar un micro a quien genera confusión sin base científica?
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