¿Sabes encajar las críticas?
Perder no gusta a nadie. Ni en el amor, ni en los negocios. Incluso ni a las cartas, a las chapas o a las canicas. Nadie disfruta con la derrota, por amistoso e intrascendente que sea el juego y el resultado. La honra, el amor propio y el ego nunca duermen; siempre están alerta, buscando alimentarse a través de la victoria. El ego pasa de la célebre frase del Baron de Coubertin que sostiene «lo importante no es vencer, sino participar».
Y si vienes de ganarlo todo, perder a las primeras de cambio huele a cuerno quemado. Eras lo más de lo más, el personal soñaba con besarte los pies y eras agasajado como una estrella de Hollywood allá donde ibas. Pero pasas a ser foco de burlas, de comentarios, de críticas. Hombre, que las críticas hay que aceptarlas con deportividad… pero cuando van dirigidas a uno mismo, se disparan todas las alarmas y suena la alerta de ataque. Te sientes exprimido y apaleado como una Coca-Cola tirada en medio de la carretera. Y el crítico se convierte en el diablo, en la diana de toda tu ira…
Jordi Alba, con su flamante CBR600 corría la banda como una flecha, y nos enamoró en la pasada Eurocopa, en la que España atropelló a Italia en la final. Pero en este mundial, parecía que iba en un triciclo a pedales. Y lo pagó con un periodista, al que insultó tras acabar el España-Australia y de nuevo en el avión de regreso…
La verdad que Alba fue directo, veloz y contundente… Qué lástima que no guardara esas energías para analizar qué parte responsabilidad tuvo en el desastre de Brasil…
¿Cómo encajas las derrotas? ¿Analizas qué hiciste mal, qué puedes mejorar? ¿O saltas como un zombie desesperado a la yugular de quien te critica?
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