Armagedón verdeamarelo (Acto 1)
Esta historia no va de unos héroes anónimos que salvan la tierra de la amenaza de un meteorito. Va de un equipo de fútbol que tenía que ganar antes de empezar el campeonato y que acabó volatilizado por una trituradora germana. El primer castigo fue la derrota descomunal, la más amplia en unas semifinales de Copa del Mundo de fútbol. El segundo se trató en que lo viera todo el planeta por televisión. El tercero consistió en sufrir la humillación en casa. El cuarto fueron los palos interminables, desde los medios de comunicación, a un conjunto que ha abandonado el jogo bonito característico de Brasil. Y el quinto…
El quinto castigo es la mofa de todo bicho viviente que, con un ratito, mala leche y el milagroso photoshop, consiguen difundir su arte globalmente. Ametrallan internet a través de Twitter, Facebook, correo electrónico, WhatsApp… Y el calvario no tiene fin…
Uno de los blancos es el Cristo de Corcovado. Desde su atalaya de 713 metros, está desconcertado. Se debate entre salir como un cohete, rumbo a otro país que juegue mejor al fútbol, o taparse la cara con las manos -porqué la vergüenza le corroe-. Otra posibilidad es que Angela Merkel lo haya poseído, celebrando la victoria de Alemania. Otros más contundentes, meten a Klose y Müller conduciendo un tanque que está a punto de arrasar a David Luiz arrodillado y desolado. La cuestión es reírse de gigante con pies de barro, caído estrepitosamente en combate, ¿no?
¿Te gusta descojonarte y regocijarte en la desgracia ajena? ¿O te pones en su piel y crees que le puede pasar a cualquier?
photo credit: Heart Industry via photopin cc
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