• ivanferrer
• A 15/09/2014

Domingo, 19,30 horas. Tras más de seis meses de entrenamientos llega la última salida seria, de cinco horas de duración. Podría ser como los últimos tests de entre 30 y 35 kilómetros que he hecho. Pero no lo es. Tras esta jornada me quedarán solo seis días para mi día D. Una semanita para alimentarme e hidratarme bien, hacer estiramientos y con un par de entrenamientos de una hora para despertar las piernas. Descansar mucho para la batalla final.

Una batalla colosal me espera, en forma de subidas y bajadas que acumulan un desnivel de 5.980 metros. Una batalla contra el cansancio, la noche y el dolor muscular: resistir hasta la meta. Echando la vista atrás ha sido un camino largo y duro, haciendo malabarismos con el tiempo para cuadrar el verano con los peques. Madrugadas  y noches como aliadas en alcanzar mi objetivo. Un objetivo que no he alcanzado solo (en otro futuro post os explicaré que el deporte de fondo individual tiene más de equipo de lo que parece), en la que mi mujer ha sido mi mejor aliada: GRACIAS PURI.

Este último acto, inesperadamente, se convierte en un aviso para navegantes. Desde las 23:30 el cielo se ilumina con un baile de rayos que surcan el negro cielo de forma desordenada. A la hora bruja empieza a chispear. Y al cabo de unos diez minutos descarga un aguacero que me empapa en un instante. Es una señal que la montaña es un mar de secretos y que hay que estar atento porque en unos minutos todo puede cambiar.

De momento me tomaré esta semana como un triunfo (para mí llegar a la linea de salida ya es un gran logro) y lo disfrutaré como un niño que se come un cucurucho gigante de chocolate negro. Lo que se avecina el próximo sábado será colosal. Pero el sábado a media tarde, ya será otra historia…

¿Cómo vives los días antes de una gran cita?

photo credit: Brujo+ via photopin cc