¿Vale tu trabajo un certificado?

Aún me acuerdo, nítidamente, del primer día de clase en la universidad. Era octubre de 1994. Un espacio inmenso e impersonal, con filas interminables de mesas con asientos desplegables. Los nervios del minuto cero. ¿Cómo será la facultad? ¿Me costará hacer amigos? ¿Tendrá algo que ver con las películas americanas?. Llega el profesor, creo que era la asignatura de teoría de la comunicación, y lanza sobre los cien estudiantes que estábamos allí el apocalipsis. Aunque no recuerdo las palabras exactas el mensaje me quedó grabado: «Han escogido periodismo. Está muy bien. Tengan claro que en Cataluña hay más estudiantes de esta carrera que en toda Francia».
Primer zasca en toda la yugular. Minuto uno del partido y ya vas perdiendo por uno a cero… La verdad que no me influyó demasiado ese comentario. Disfruté mucho la carrera y aprendí infinidad de cosas, sobre todo para jugar al trivial. En octubre de 1998 me saqué el título. Al cabo de unos meses obtuve el diploma que me acreditaba como Licenciado en Periodismo.
Ello me dio acceso a trabajar en gabinetes y empresas de comunicación. Pero otro mucha gente, sin ese título, realizaba el mismo tipo de trabajo. Al final llegué a la conclusión que en un sector con tanto intrusismo, ¿de qué sirve el título? Hay profesiones, como la de médico, en la que está más claro. ¿Pero qué pasa con los entrenadores de fútbol?
Zidane lleva toda una vida ligada al fútbol. Extremadamente exitoso como jugador -con un estilo único y una carrera repletas de trofeos- ahora debuta como entrenador, sin el título correspondiente… ¿Está capacitado Zidane para entrenar, aunque no tenga la certificación adecuada?
Ante tal debate, resuenan poderosamente en mi cabeza las palabras de Dimitri Piterman: «Para ser entrenador hace falta un título, pero a presidente del gobierno llega cualquiera».
¿Realmente de qué valen los certificados?
photo credit: charamelody via photopin cc
PD: Yo también me tomo una semana para compromisos internacionales. Volveré el día 15.
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