¿Seremos siempre una ex-república de la CCCP?
Siempre que veo esas siglas la memoria rebobina hacia mi niñez. La URSS era un hermético y extenso vivero de poderosos, cuadriculados y disciplinados deportistas, a ojos de un niño occidental. Recuerdo a Oleg Blokhin, con aquella inmaculada camiseta blanca, presidida por las contundentes e ininteligibles siglas CCCP a fuego. Como sistema, Papá Estado proveía de los elementos básicos que necesitaban los ciudadanos (algunos más que otros). Y los deportistas de élite solo tenían que preocuparse de engrandecer el nombre del buque insignia del bloque comunista.
De la noche a la mañana todo se precipitó, cayó el muro de Berlín y Gorbachov vio como se disolvía su amada URSS. Para desconcierto y temor de los profesores de geografía, aparecieron 15 nuevos países donde antes solo había uno. De todo ello ya ha pasado más de 20 años, pero hay dejes que no dejamos ni en occidente.
La situación económica actual ha cambiado mucho el panorama de subvenciones estatales. Y el mundo del deporte no ha sido menos. Y las federaciones hacen malabarismos para intentar llegar a más lugares con menos inversión. Y los dirigentes del mundo del triatlón en España han decidido usar la discriminación positiva para que se clasifiquen tres mujeres para los JJOO de Brasil. En un mundo en el que las mujeres tradicionalmente han ido un paso por detrás, no va mal algún que otro empujón para que se equiparen a los hombres. Aunque bien visto en deportes como el baloncesto y la natación ya les han tomado la delantera, en plan estratosférico, a lo Yuri Gagarin…
¿Es justa la discriminación positiva hacia las mujeres? ¿O debe imperar la ley de la selva, en la que sobrevive el más fuerte? ¿Sin apoyo estatal todo se viene abajo? ¿O el deporte debe empezar a buscarse la vida con sponsors privados?
photo credit: Steve and Sara via photopin cc
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