• ivanferrer
• A 22/04/2015

La velocidad a la que los medios de comunicación volatilizan y queman la información, ha hecho que esta polémica haya sido engullida por el vertiginoso día a día. Ya casi nadie se acuerda del incidente de Hamilton con la azafata en el podio de China, aunque fue criticado duramente. La Fórmula 1 es coto privado masculino, salpicado exóticamente por pilotos probadores femeninos (hay actualmente dos en Williams -Susie Wolff- y Lotus -Carmen Jordá). Bernie Ecclestone vuelve a la carga, de forma polémica (para variar) proponiendo un campeonato exclusivo para mujeres.

Y ahí se vuelve a poner sobre la mesa la maquinaria machista. Azul eléctrico chulo y en primera línea para los chicos y rosa desgastado cerdo a la cola, para las niñas. Y cuando las niñas tengan «protagonismo» que sea como mujeres florero. Lo que se trata es que estén allí, que figuren, queden bien -sobretodo que respiren-, e incluso sonrían y aguanten la compostura cuando se pasan con ellas. Como el bonito triste jarrón que cruza los dedos para que los niños no jueguen con él y lo rompan en mil pedazos.

Y en el mundo adulto nos empeñamos en segregar lo que naturalmente y lógicamente no debería. Hoy mis hijos me lo han demostrado. Anna quería llevar coletas para el cole. Cuando su madre se las ha hecho ha entrado en escena su hermano Oriol. Con dos años, aún no sabe de estas gilipolleces de diferencias de sexos. Le ha gustado como le quedaban a su hermana y ha decidido que él también quería unas. Anna ha buscado dos gomas rosas y en un pis pas ya tenía su deseo cumplido. Y se ha ido a la guardería, tan contento…

¿El mundo es una aldea global donde hay personas? ¿O sigue siendo un planeta separado entre hombres y mujeres?