¿Te quedas atrapado sin pasar de pantalla?
Por suerte o por desgracia, viví la génesis de los videojuegos. Tuve una máquina de Space Invaders a pilas y aluciné con el Donkey Kong de doble pantalla. Y me desesperé con el Double Dragon: es lo que tenían los juegos de cinta de cassette. Cada vez que pasabas una pantalla tenías que cargar el siguiente nivel. Te quedabas ahí, entre hipnotizado y nervioso. Escuchabas detenidamente los pitidos de la cinta, como un extraño mensaje en código indescifrable procedente del espacio exterior. Deseabas que acabaran cuanto antes. Y cuando reinaba el silencio, aparecía la nueva fase del juego; resoplabas de alivio y continuabas al lío. Lo realmente jodido era cuando estabas en los últimos niveles del juego y el cassette no respondía… Eso significaba volver a empezar el juego desde el principio… Y si la cinta se acababa jodiendo; o te gastabas el dinero para comprarlo otra vez o no te acababas nunca el juego…
Esa sensación de quedarte atrapado sin poder hacer nada -siempre en el mismo punto, siempre en el mismo lugar- te generaba un desasosiego brutal, tras la tremenda ilusión de un niño de 12 años jugando. Valentino Rossi lleva meses atrapado en su Double Dragon particular; en una oscura conspiración hispánica de engaños y traición. La ecuación que los jueces resolvieron -en la polémica acción del GP de Malasia– y las matemáticas dictaron hace casi 5 meses, el de Urbino aún no la ha resuelto. Este domingo vuelve el circo de las dos ruedas en Qatar, pero en su discurso Rossi demuestra que no ha pasado de pantalla. Todo empieza desde cero, aunque parece que su rencor hacia el pasado es infinito…
¿Es necesario no olvidar para seguir siendo competitivo? ¿O lo mejor es formatearse para empezar con fuerzas?
photo credit: Manic Miner via photopin (license)
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