¿Vas a muerte hasta en las pachangas?
El sábado pasado jugamos el torneo anual del colegio de mis hijos, en el que se mezclan equipos de niños de primaria (desde los 6 a los 12 años), formaciones de exalumnos y conjuntos de padres. Una matinal en la jugamos a fútbol sala y baloncesto. Si eres muy competitivo, esa jornada no es apta para ti, ya que puedes encontrarte enfrente a unos niños de 6 años o incluso enfrentarte con tus propios hijos (y si no quieres bronca en casa después, ya sabes lo que tienes que hacer: emplearte a medio gas, en el mejor de los casos…).
La noche de antes, Anna se puso en la parte posterior de la camiseta la leyenda “FERRER, 10” con rotuladores lavables. Me hace mucha gracia ver cómo su zamarra se va degradando, a medida que el sudor la va empapando. La verdad es que acaba convertida en un pastiche de colores indescifrable…
Mi equipo, formado padres del curso de Anna, jugó todos los partidos contra alumnos del colegio menos uno de fútbol que nos enfrentó a otro de progenitores. Desde el minuto cero vimos que aquello no iba de partido amistoso. Primer balón que cogen y pegan un trallazo que si pilla a alguien de la grada le hace un retrato en 3D… Ganando uno a cero, un contrario me tiró al suelo. El árbitro no pitó nada, aunque el infractor pidió la falta insistentemente. Sus compañeros -sordos o demasiado metidos en el partido- continuaron con la jugada y nos empataron. Menos mal que este año teníamos a Alan en el equipo (fichaje irlandés del mercado internacional, cerrado a última hora) y pudimos cerrar el partido por 5-3.
Bien pensado, si este verano se me ocurre iniciarme en el Ultimate Frisbee (deporte en el que no existe la figura del árbitro) no me gustaría enfrentarme a ese equipo; sería una batalla constante para ver quién tiene la razón…
¿Vas a ganar o a pasártelo bien?
photo credit: dziambel running after… via photopin (license)
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