¿Y si gana uno pequeño? (final)
Todo estaba dispuesto para que la sorpresa saltara en Turquía y una pequeña nación de los Balcanes se coronara como reina de Europa. Para un país con 2 millones de habitantes, con una historia de apenas 25 años, podía convertirse en todo un hito deportivo. Tras volatilizar a España en semifinales aguardaba a la siempre competitiva Serbia. Solo faltaba la traca final seguida de fuegos artificiales multicolor. Una traca comandada por Goran Dragic y rematada por la genialidad del imberbe Doncic.
Pero cuando empezaba a encarrilarse absolutamente todo, preparado para un final feliz, saltaron todas las alarmas. Con 63-55 para los eslovenos y a falta de casi 15 minutos para la finalización, Doncic cayó lesionado torciéndose el tobillo izquierdo. Ahí acabó, entre lágrimas, lo que había catalogado como el partido de su vida. Dragic, con entradas estelares y triples imposibles, dejó la pista fundido, con 35 puntos en su haber. Ya en sus últimas acciones se notaba que no le quedaban fuerzas al base, así que el seleccionador no tuvo más remedio que llevarlo al banquillo el resto del partido.
Y sin sus dos estrellas emergió la fuerza del equipo. Y los secundarios tomaron el mando: Prepelic desde fuera del perímetro, Randolf en la zona y Vidmar en defensa (colocando un tapón de esos que duelen, en los momentos cruciales, impidiendo la remontada serbia). Doncic y Dragic fabricaron el regalo, pero el resto del equipo colocó el lazo…
Y con un guión final imprevisto, la pequeña Eslovenia acabó el campeonato ganando a todos sus rivales…
¿Tienes preparados a los secundarios para dar el máximo cuando caen las estrellas?
photo credit: B.Monginoux / Photo-Paysage.com Bled lake, panoramic view via photopin (license)
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