¿Tiene gracia dos veces?
Cuando vas al circo siempre aparecen los mismos elementos: emoción, suspense, tensión, diversión y risas. Me gustan especialmente los payasos; son un bálsamo entre actuaciones de equilibristas, funambulistas, tiradores de cuchillos y acróbatas. Constituyen espacios de distensión entre números que, a la vez, te cautivan y hacen sufrir a horrores. Son ejercicios tan complicados y arriesgados que te tensionan en el asiento. Te quedas pegado en tu localidad y rezas para que todo salga bien y quede resumido en un sonoro aplauso del público cuando realice, sonrisa profidén al frente, el saludo final el protagonista.
El payaso te hace reír, pero siempre innova. Cubre un arcoíris de actuaciones, desde el humor más clásico y tonto hasta el más inteligente y surrealista. Porque si siempre te hace mirar la flor para escupirte agua en la cara se acaba convirtiendo en una broma de mal gusto. Y carcajadas no arranca, más bien mala hostia.
Ya vimos la payasada de la pelea del siglo en un cuadrilátero. Ahora nos amenazan para que haya revancha en un octágono. No sé si se llegará a materializar dicha patochada, aunque sinceramente no creo que Mayweather se exponga a recibir una incesante lluvia de ostias como panes. Para circos como éste, mejor me quedo con los payasos de siempre…
¿Crees que es necesario repetir una payasada? ¿O si es realmente buena siempre tendrá gracia?
photo credit: St. Jimmy G Marshall Cumple via photopin (license)
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