¿Tienes armas de destrucción masiva entre manos?

El pasado 31 de octubre, fue uno de los días más felices de Oriol. Tras mes y medio patinando, le llegó el turno de recibir su más preciado regalo: el stick. Qué cara de alegría y emoción, aunque yo no estaba demasiado seguro si el niño llevaba el palo de hockey o si el palo guiaba a mi hijo… Creo que el dejarle llevar el stick lo consideró como estar en un nuevo nivel, en el que se sentía más mayor, como el resto de sus compañeros más expertos…
Pero aunque se trata de una herramienta imprescindible del juego, también puede ser un elemento realmente peligroso. Arnau, compañero de entrenamientos de Oriol, es pura dinamita; una poderosa e inagotable esfera de energía en movimiento. Esas características hacen que sea una bolsa de golosinas gigante para mi hijo y que le encante estar con él. Se ríen, se buscan; Oriol se coge al stick mientras él le arrastra por la pista… Pero tanta energía, a veces, se desboca… Acabó hace dos semanas dándole Oriol con el stick, en el cuello, a su compañero.
Lo hablamos en casa y decidimos castigarle sin ir al próximo entrenamiento. Consideramos que ésta era una de las líneas rojas que no se pueden cruzar en este deporte. Cuando se calmó -lloró en el momento que supo que no iría a patinar-, le quisimos hacer entender que el stick es una herramienta maravillosa del juego, pero que puede convertirse, mal usada, en un arma muy peligrosa. Desde entonces, cada vez que lo visto, cuando vamos a recoger el stick le recuerdo, como un mantra, que tiene que ir por el suelo el palo de hockey, que no es una guadaña. Espero que la técnica surta su efecto…
photo credit: Diógenes 😉 La Guadaña via photopin (license)
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