¿Te creías que ibas a ganar con la gorra? (1 de 2)
Hay días en los que todo está predefinido y determinado de antemano, sin margen para la improvisación ni posibilidad alguna para incidencias externas. Estás preparado, radiante. Solo tienes que salir, esperar a que todo el mundo empiece a aplaudir y vitorearte como loco, poner una sonrisa de oreja a oreja, quedar magnífico en las fotos soplando las velas del pastel y disfrutar de la tarta, saboreándola de forma pausada, gustándote un montón, sin ningún tipo de esfuerzo… Porqué te lo mereces, por tu cara bonita, porqué tú lo vales…
El problema radica en que esa escena idílica la habías reproducido en bucle, una y otra vez dentro de tu cabeza… Hasta que despiertas de ella en el momento que el árbitro usa el silbato de forma enérgica para decretar el inicio del partido… Y, de golpe, se esfuma la facilidad y te sumes en el esfuerzo y la competición…
Sinceramente, creo que ha sido el peor partido jugado por las niñas en el último año y medio, de principio a fin. Constantes pérdidas de balón, múltiples despistes defensivos que generaron muchas canastas fáciles del rival, tensión colectiva a muy bajas revoluciones, infinitos fallos en los tiros a canasta… Un cóctel que convirtió el partido en algo indigerible. Lo que en la previa parecía un trámite, se acabó convirtiendo en la primera victoria del colista del grupo (que dicho sea de paso, ha mejorado respecto a lo que vimos durante la primera vuelta).
¿Vas a medio gas cuando te enfrentas a retos presumiblemente sencillos? ¿O te lo tomas tan en serio como si jugaras contra el mejor equipo del mundo?
photo credit: Elsa Salinas Gómez EL GOCHO PATO LUCAS via photopin (license)
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