• ivanferrer
• A 20/04/2019

El martes por la tarde las niñas certificaron su pase a la final del torneo. En principio, Anna iba a volver en el coche de otro padre del equipo al día siguiente, ya que mi mujer y yo trabajábamos. Pero mi pasión deportiva y de progenitor unidas hicieron que pidiera fiesta. Puri, entre comprensiva, sorprendida y condescendiente me miro y me espetó: “¿Estás un poco flipado no? Solo se trata de un torneo sin importancia”. La verdad que siendo analítico me gusta que sea así mi mujer, es un buen contrapeso a mi visión de la vida, muchas veces filtrada por el prisma de un niño.

La previa del torneo ardió el grupo de whatsapp del equipo para coordinarnos en la animación. Virginia y Antón se encargaron de la pancarta; Raúl y Nuria rescataron un tambor de la familia; María José, Sergio, Félix y Eva peinaron todos los bazares de la zona para comprar trompetas y pinturas de cara blanquiazul; Marçal trajo gorras, bufandas y tubos hinchables del Bàsquet Cornellà; David dispuso la cámara para inmortalizar el partido; incluso Noe y Roger consiguieron movilizar a los 4 hermanos de Mireia (eso es todo una combinación de éxito y proeza)… Gozamos, además, del apoyo de todo el infantil del club, que también participó en el torneo…

Anna, tras el partido, un poco tristona, me dijo que le sabía mal que me hubiera pedido un día de fiesta para verla perder… La abracé y le comenté: “Yo no me pido fiesta para verte ganar o perder, lo hago para verte jugar”… Vivimos en la grada ese partido como si fuera una eliminatoria de Euroliga, disfrazada de torneo mini de semana santa. Igual sí que estamos un poco flipados, pero yo particularmente repetiría…

¿Vives los partidos a lo grande? ¿O tampoco hace falta meterle tanta pasión?

photo credit: juantiagues Liga galega de bandas de gaitas-Bajo la grada via photopin (license)