• ivanferrer
• A 06/05/2019

Es silenciosa, es discreta, siempre en segundo plano, pero siempre vigilante, con el radar protector a máxima sensibilidad. No hace ruido y quita la importancia a todas y cada una de las cosas que se apartan de la esencia. No quiere saber nada de deporte competitivo. Solamente le interesa la vertiente educativa de una actividad que integra al individuo en un grupo, le enseña a convivir con la diversidad, a lidiar con problemas interpersonales y a trabajar de forma colaborativa para conseguir unos objetivos de grupo y mejorar individualmente; una actividad sana para fortalecer el cuerpo y despejar la mente, una rutina en la que la diversión tiene un componente extremadamente importante. Siempre pendiente de la climatología para que los pequeños lleven la ropa adecuada para entrenamientos y partidos.

Es la que prefiere abstraerse del estrés de la competición porque pasa excesivos nervios en la grada. Es la que sacó el león que llevaba dentro cuando Anna golpeó con la cabeza en el suelo en un partido a principio de temporada. La misma que actuó con una calma extrema tras abrirse la frente Oriol y llevarlo al hospital. La que despierta a los niños de la forma más juguetona y divertida posible y que acaba haciéndoles el abrazo del oso para sumirlos en el más dulce y placentero de los sueños. Esa es su madre, los 365 del año. Desde los nueve meses antes de nacer hasta el infinito. Qué suerte compartir mi vida con una madre así…

¿El instinto protector no te abandona nunca?

photo credit: ☼☼Sunny & Warm Today..Nice!☼☼ Rubber Duckies At The Duck Pond! via photopin (license)