El día del niño

El domingo Oriol jugó un torneo 3×3 con niños de su edad. Nada más llegar nos dimos cuenta que la actividad se dividía en dos grupos por franja de edad: los mayores de 11:30 a 12:30 y los más pequeños desde las 12:30 hasta las 13:30. Una hora de espera… buffffffff. Para mi hijo es inconcebible tirarse 60 minutos viendo como otros niños y niñas juegan a hockey. Es más, no aguantaría ni tan solo 10 minutos…
Por suerte, los críos, para variar, tiran de mucha imaginación y resuelven la tediosa situación de las formas más curiosas. Tras dar un par de vueltas de prospección por el perímetro del campo y de pedir, infructuosamente, jugar con otros niños fuera de la pista, se enfrascaron Oriol y Jordi en organizar una expedición entre unos árboles, arbustos y matorrales que había en una esquina; en lo que ellos llamaron una pequeña cueva secreta. Descubrieron nuevas formas de acceder al recinto y se dedicaron a subir y bajar una rampa sin cesar…
Y por fin llego su turno. Jugaban simultáneamente en 3 pistas y cada pocos minutos iban cambiando de pista para jugar todos contra todos. Quien ganaba iba hacia una lado de la pista y el que perdía hacia la contraria. Me sorprendió lo plastas que son algunos padres, chillando a sus hijos, presionando, como si se estuvieran jugando algo… Y algunos pequeños preocupados solo del resultado… Creo, sinceramente, que desde pequeños les enseñamos a centrarse demasiado en ganar; y cuando nos damos cuenta de la cagada ya es demasiado tarde…
¿Te lo tomas todo en serio? ¿O un amistoso es solo un amistoso?
photo credit: elojeador Me parece vergonzoso! via photopin (license)
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