El día de la niña
Siempre soñé con liarla como un loco en el vestuario tras el logro de un torneo o un campeonato. En dos ocasiones, sin decir nada a nadie, cargué mi mochila con un par de botellas de cava para rociar al personal, desatar la alegría y celebrar el ascenso a segunda regional. En ambas ocasiones, la fiesta acabó en silencio, vacío y reservando las botellas para una mejor situación. El sábado pasado nos jugábamos (sí, uso el inclusivo porque lo vivimos como si fuera propio) sellar el campeonato a falta de dos jornadas aún por disputar. Nuestras pequeñas jugaron, bajo mi punto de vista, el mejor partido de la temporada y borraron del mapa al Draft Gramenet, que está peleando por colarse entre los 4 primeros equipos del grupo (hecho que da acceso a las fases por el campeonato de Barcelona). En la ida ganamos en su campo de forma muy ajustada –por solo 5 puntos-; en cambio esta vez el juego dinámico y combinativo, cimentado en una gran defensa del Cornellà, convirtió el partido en una fiesta (65-22).
Tras acabar de estirar, dijimos al equipo que se pusiera junto para hacer una foto. Por sorpresa, Santi tuvo la brillante idea de aparecer con dos botellas de Pinky por si ganábamos. Como él es el fotógrafo oficial del equipo, me confirió el honor de descorchar una de las dos botellas. Nuria y Sergio (que había traído una de champán de verdad) colaboraron en la rociada festiva. Aunque los padres no estuvimos en ese vestuario, sentí la emoción al ver a las 11 en un vídeo duchándose vestidas y saltando como locas al son de “campeoooonas, campeoooonas…”.
Por fin rocié al personal, aunque para nada era el protagonista…
¿Te gusta hacer alguna pequeña locura cuando celebras la victoria? ¿O tampoco hay para tanto?
photo credit: Sociales El Heraldo de Saltillo Alumnos del Instituto Instituto Ernest Hemingway disfrutan de concierto en su escuela via photopin (license)
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JAJAJAJAJA
Va ser increible!!!
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