¿Te quedas atrapado en tu propia trampa?
Este gélido invierno ruso (mientras lo permita el implacable cambio climático) vendrá cargado de, consternación, rabia, estupefacción, incredulidad e indignación. El caso que se destapó de forma clarividente y magistral en el documental Icarus parece que no está, ni mucho menos, cerrado. El sistémico doping de estado del país heredero soviético sigue mostrándose como una purulenta e infinita herida abierta.
La sanción de 4 años en competiciones internacionales impuesta por la Agencia Mundial Antidopaje demuestra que por mucho que las autoridades miren hacia otro lado al unísono, el problema sigue ahí. Y mientras los altos estamentos desvían la atención con una cortina de humo a base de histeria antirrusa (la versión siglo XXI de la conspiración judeo-masónica franquista), parece que nadie en Rusia quiere meter el hilo a la aguja o introducir el dedo en la llaga (aunque sea doloroso) para resolver tamaña vergüenza y práctica antideportiva.
Parece que se repetirán las escenas no muy lejanas de atletas jugando bajo bandera neutral, de forma apátrida, ya que la tricolor blanca, azul y roja está manchada de suciedad, trampa y mentira. Unos luchan por salvaguardar la limpieza del deporte, otros por mantener inmaculada la imagen de su amada madre patria. Son dos caras de una misma moneda con relatos diametralmente opuestos…
¿El mundo conspira contra ti? ¿O prefieres ser honesto contigo mismo y solucionar el problema?
photo credit: Archivo Murciélago Blanco K Cedros Sur 1201 (36) via photopin (license)
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