¿Sobrepasado?
Tras 6 meses de inactividad, Oriol y Anna han vuelto a la actividad deportiva. Como la alegría va por barrios, el ayuntamiento de Cornellà solo ha permitido entrar a los equipos a jugar a puerta cerrada. Así que he dejado a Anna a las puertas del pabellón a las 8 de la mañana y «hasta luego Lucas». En cambio, en Sant Joan Despí, cuatro horas más tarde he podido entrar dentro del paquete de acompañantes (uno por deportista). Era el primer partido amistoso de la temporada, contra Gadex Sabadell (ya que la semana pasada la contienda fue entre niños del mismo club).
Este es el cuarto año que Oriol se adentra en el mundo del patín en línea. Me siento muy orgulloso de sus progresos en una familia de cero tradición en este deporte (mi mujer tuvo una época pretérita en la que hizo pequeñas incursiones en el patinaje lúdico, con el farolazo incluido de rigor).
Con el marcador 0-2 -y mediado el segundo de los tres tiempos de juego-, Oriol se quedó solo delante del portero rival. Avanzó de frente hasta que decidió lanzar la pastilla hacia el marco contrario. El puck entró ajustado al palo derecho y marcaron el primer gol (y único del partido; el resultado final fue de 1-7). La grada empezó a vitorear y aplaudir el tanto local y Oriol siguió patinando sin saber bien bien qué hacer para celebrarlo. Al acabar el partido me confesó que se había sorprendido que la gente chillara tanto cuando marcó y que por eso se quedó bastante parado. Supercontento con su hazaña, volvimos a casa de su forma preferida; él patinando y yo tirando de su stick como si yo fuera un caballo y él el carruaje…
¿Te sobrepasa lo que sucede alrededor?
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