¿Pero qué es esta mierda?
En el deporte se gana y se pierde; es la vida. Es cierto que importa lo que te pasa, pero aún tiene mayor trascendencia cómo te tomas ese resultado y de qué manera afrontas el futuro. Esa reacción es la que, bajo mi punto de vista, marca la diferencia. Creo firmemente que tenemos que enseñar a nuestros hijos que ganar es una anormalidad. Para poneros un par de ejemplos, de los 8.000 inscritos en la maratón de Barcelona 2022, solo dos ganaron (uno en categoría masculina y otro en la femenina). En la Liga ACB, de 18 equipos solo 1 ganará la liga, otros 15 se irán de vació y dos ya han sido lanzados al purgatorio de la LEB Oro.
No negaré que ganar es muy chulo, pero en la derrota no puede crecer el germen de la frustración. Perder es más normal de lo que creemos, así que no entiendo la moda autoflagelativa de los deportistas de élite, pidiendo perdón a los aficionados porque han descendido de categoría. Me parece un acto cutre; levántate, esfuérzate y lucha para volver el año que viene, es el mejor homenaje que le puedes hacer al deporte. Y déjate de numeritos patéticos como el del Burgos, que sobrepasan los límites del ridículo.
Y creedme, también hay belleza en la derrota (mirad el abrazo del aficionado al jugador del Andorra al final del vídeo). Supongo que me fijo más en ello porque soy de los que ha salido más veces derrotado que vencedor cuando jugué al fútbol y al baloncesto. Y ahora corro contra mí mismo, ya que en la mayoría de ocasiones voy incrustado en el tercio final de carrera.
Imagen de Alexas_Fotos en Pixabay
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