¿Qué canción no te esperabas escuchar al hacer cima?
El domingo 2 de abril fue el día soñado por todos, en el que los niños disfrutaron de lo lindo y se llevaron, con todo merecimiento, lo que me dijo el abuelo de Eloi, del equipo alevín, allá por el mes de septiembre: «Estos niños, este año, van a quedar campeones de Cataluña». Tal vez lo afirmó con el convencimiento y la sabiduría del inquieto observador de grada que se queda con todos los detalles de lo que sucede en los entrenamientos y acaba sabiendo más por viejo que por diablo…
Este año ha sido increíble. Con siete jugadores de primer año y cuatro de segundo se ha armado un equipo invencible, anotando 184 goles en 20 partidos y concediendo solo dos empates. El Jujol se especializó en todo tipo de artes: remontadas imposibles, emboscadas para que marcaran el máximo número de jugadores posibles y slaloms y combinaciones que acababan mareando hasta la grada.
Por el ambiente entre los padres en la grada, por la curiosa manera que tiene de llevar a los niños Óscar (genio y figura, no se quitó la capucha ni para recoger la medalla) y por lo bien que se se han llevado todos los jugadores dentro y fuera de la pista, por todo ello ha sido una temporada excepcional, de una entre un millón.
Han transitado, sin prisa pero sin pausa, casi sin darse cuenta, por infinidad de entrenamientos. Gracias a los odiados conos y a los circuitos, han mejorado una barbaridad, hasta llegar al punto álgido en el momento preciso. Como la pausada melodía de On every street de los Dire Straits que, repleta de una nostalgia infinita, alcanza el clímax con su parte final instrumental que parece no querer acabar nunca. La nostalgia que te indica que lo que acaba de suceder, único e irrepetible, ya se te ha escapado como arena fina entre las manos…
¿Eres consciente que lo que has vivido es irrepetible y excepcional?
Imagen de Sharon Ang en Pixabay
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